‘Peyton Place’, el libro sin el que no existirían las series ‘Melrose Place’ ni ‘Twin Peaks’
La obra de Grace Metalious será debatida en nuestro Club de Lectura el miércoles 15 de febrero a las 19 horas en la Sala de Cine
Pueblo pequeño, infierno grande. Grace Metalious no solo desgració la vida de sus vecinos con la publicación, en 1956, de Peyton Place, un fenómeno editorial que borró la distinción entre alta y baja cultura cuando confundir ambas cosas aún no estaba de moda.
En opinión de muchos, sin esta novela no habrían existido Melrose Place ni Twin Peaks. Algunos paladines de la utilidad incluso estiman que Peyton Place dio empuje al movimiento feminista estadounidense y creo la ocasión de revisar la hipocresía moral de la época. Pero gracias a este incordio de libro, Metalious también se ganó la muerte social y, según el parecer de sus biógrafos, la cirrosis que acabaría con ella a los 39 años. La autora había buscado la fama, y la parábola acaba con sus últimas palabras: «Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo». Los lectores no parecían dispuestos a leer en una novela aquello que ponían en práctica, permitían o sufrían en su vida cotidiana, desde el natural despertar de la sexualidad, hasta el odio racial y de clase, el incesto, el aborto o la corrupción del poder religioso.
Claro que esos mismos lectores habían estado esperando Peyton Place sin saberlo. La leyeron millones, algunos incluso a escondidas, mientras muchos países la prohibían y algún bibliotecario colgaba un cartel en el que se leía: «No tenemos ningún ejemplar de Peyton Place. Si queréis este libro, id a Salem». La vida, con perdón, rivaliza aquí con la literatura.
El lector honrado, en cualquier caso, deberá admitir que, una vez abierto este libro, no hay manera de cerrarlo. Tal vez porque hay en él menos ficción que realidad. Indecente, quizás. Y fascinante, pues estas cosas suelen ir de la mano. Metalious lo sabía y, aunque un poco tarde, la historia se ha ocupado de colocarla más allá de la provocación, en el lugar que merece como narradora.
GRACE METALIOUS
Nació con el nombre de Marie Grace de Repentigny en Manchester, New Hampshire, en un entorno de pobreza y en el seno de una familia desestructurada, y en 1943, después de acabar el instituto, se casó con George Metalious y se convirtió en una joven madre y ama de casa, como mandaban los cánones de la época. Sin embargo, nunca dejó de tener cierta afición a la escritura, y en 1954, a la edad de 30 años, empezó a trabajar en un manuscrito titulado provisionalmente The Tree and the Blossom. En 1955, había acabado su primer borrador. No obstante, ella y su marido consideraron que ese no era un título adecuado, y decidieron que el libro debería tener el nombre del pueblo en el que sucedía la trama. Al principio, consideraron Potter Place (un nombre real de un pueblo de New Hampshire), pero más tarde decidieron “ficcionalizar” el nombre del pueblo, hasta que se convirtió en Peyton Place.
Hay un comentario famoso de Grace Metalious a su marido al respecto de la elección del título: «Bien, perfecto, George, eso es. Peyton Place, New Hampshire. Peyton Place, Nueva Inglaterra. Peyton Place, Estados Unidos. Es un compendio de todos los pueblos pequeños en los que la fealdad es patente y en los que la gente intenta esconder los cadáveres en el armario«.
Encontró un agente y, después de enviar el manuscrito a tres editoriales, fue la pequeña Julian Messner Inc. la que se decidió a publicarlo. En 1956, se lanzó el libro, junto a una efectiva campaña de promoción. Aunque despreciada por la mayoría de la crítica y «censurada» por la Iglesia, se convirtió rápidamente en un bestseller, y permaneció en las listas de los más vendidos durante más de un año, convirtiéndose en un fenómeno internacional.
Los secretos oscuros de ese pequeño pueblo de Nueva Inglaterra fueron la lectura preferida de millones de personas en todo el mundo. Se dice que Peyton Place es la mezcla de tres pequeños pueblos de New Hampshire: Glimanton (donde vivió Metalious), Laconia (donde estaba el bar favorito de la autora) y Alton (un pueblo en el que, años atrás, una chica había asesinado a su padre, que abusaba de ella). Hollywood se dio cuenta rápidamente del éxito del libro y, un año después de su publicación, la película Peyton Place se presentó en todos los cines, siendo también un gran éxito de taquilla. Igualmente exitosa fue la serie de televisión inspirada en el libro, que se emitió de 1964 a 1969 con grandes audiencias en todo el mundo.
Metalious, a quién apodaban «Pandora en vaqueros», fue para algunos una pésima escritora, o una «suministradora de infamia», pero su libro cambió la industria editorial para siempre, y probablemente la manera de pensar de toda una generación de amas de casa. Sobre su fama, Metalious dijo: «Si tan mala escritora soy, entonces es que debe haber una increíble cantidad de gente con mal gusto». Otra de sus frases célebres es cuándo le preguntaron sobre la veracidad: «Hasta el mismo Tom Sawyer tenía una novia, y creo que hablar de adultos sin hablar de sexo es como hablar de una ventana sin cristal».
Metalious murió de alcoholismo en febrero de 1964. «Si tuviera que volver a vivir -indicó en una ocasión-, creo que sería más fácil ser pobre. Antes de ser famosa, era tan feliz como cualquiera«. Fue enterrada en Gilmanton, New Hampshire.
Peyton Place es una de las primeras novelas que lograron compendiar una serie de factores definitivos para lo que hoy en día se considera un bestseller o novela comercial; el misterio y la cercanía. Lejos de situar la acción en entornos distantes para el lector, bien por el nivel socioeconómico de los protagonistas, bien por la situación geográfica, Metalious se afanó en describir un hábitat muy similar al de la mayoría de familias que la rodeaban. Creando una especie de colmena, se cerciora de haber entramado toda una red de variopintos personajes a lo largo de la primera parte, sin que ninguno destaque más que el resto. Además, sitúa la centralidad de la acción en las mujeres, independientemente de las edades y del rango social de estas. Algo sorprendente para la época y que evidencia por qué fue todo un éxito entre las amas de casa estadounidenses, además de por qué muchas instituciones del momento se dedicaron a difamar la obra y todo el marketing que la rodeó.
Es complejo hablar de este título sin desentrañar muchas de las tramas que lo conforman, pero lo más interesante a la hora de leerlo radica en ser conscientes del ritmo narrativo que la autora marca a través de los capítulos. Cada uno de ellos se centra en una familia en concreto, realizando una especie de rueda giratoria que nada tiene de aleatoria; la diseminación de la información se vuelve crucial para que el lector tenga la sensación de estar asistiendo a la creación de una colmena, de un municipio donde todos esconden algún secreto y nadie parece estar libre de sospecha.
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