El equipo de fútbol sala de Anaitasuna está a un solo punto de proclamarse campeón de 2ª B
Con su victoria del pasado fin de semana ante el Mateo Muñoz Ribera Navarra FS, tan solo necesitaría un empate a falta de tres partidos
Lo que parecía un sueño cuando en la temporada pasada comenzó su andadura en la Segunda División B del fútbol sala, esta a tan solo un punto de convertirse en realidad en la presente campaña. Al equipo de fútbol sala de Anaitasuna le vale con lograr un empate en los próximos tres partidos, los últimos de la temporada regular, para proclamarse campeón del grupo 2.
A esta situación se llegó después de que los blanquiverdes sumaran una nueva victoria a su casillero el pasado fin de semana, en el que vencieron 3-8 en el derbi navarro al Mateo Muñoz Ribera Navarra, y por el pinchazo de sus inmediatos perseguidores, el Pinseque A.D. y el C.D. Otxartabe, que se enfrentaron entre sí y que saldaron su choque con un empate a 7. Con esos resultados, Anaitasuna encabeza la tabla, con 68 puntos, por 60 del Pinseque A.D. y 59 del Otxartabe.
En el calendario solo restan tres jornadas. Por tanto, como el golaveraje sale a favor tanto con el conjunto zaragozano como con el vasco, al equipo del club navarro le vale con obtener un punto de los nueve próximos. En esos tres duelos, Anaitasuna se medirá en casa al C.F.S. Albelda (decimotercero) y al Lauburu K.E. Ibarra (cuarto) y visitará la pista de la A.D. San Juan (séptimo). Sus tres rivales competirán al máximo nivel, puesto que el Albelda trata de escapar del descenso y los otros dos luchan por acceder a la fase de ascenso.
Los de Jose Narvaiz se desplazaron el pasado fin de semana a Tudela plenamente conscientes de que, si se hacían con la victoria, habrían encarrillado su puesto en la clasificación, posibilitando la opción de que en el siguiente fin de semana pudieran certificar su triunfo final y celebrarlo con sus aficionados en el Pabellón Anaitasuna.
La misión con la que viajaron a la capital ribera era la de obtener los tres puntos, aunque la empresa no era una tarea fácil, debido a que enfrente iban a tener al filial del Ribera Navarra, un equipo joven con una filosofía de fútbol sala muy bien estructurada y plasmada después en la pista. Los de Tudela luchan por certificar su permanencia un año más en la categoría.
Los blanquiverdes sabían también que el problema no sería la actitud ni el juego del equipo, sino el gestionar bien los nervios, ya que la situación, pese a ser muy bonita e ilusionante, es también inédita, porque nunca Anaitasuna ni la sección de Fútbol Sala habían protagonizado una temporada como la actual.
EL PESO DE LA PRESIÓN
En los primeros cinco minutos del partido, pesó esa presión y los pamploneses no se metieron bien en el choque. En un abrir y cerrar de ojos, el marcador señalaba un 2-0 a favor de los locales. Las cosas se veían fáciles desde fuera, pero, desde dentro, a los blanquiverdes les pudo la obligación de tener que sacar esos tres puntos y de haberlos querido conseguir antes de jugar.
Cuando las revoluciones bajaron un poco, Sebas y Martu, en una jugada de pívot, fabricaron el primer tanto visitante, marcado por este último, que consiguió el premio al esfuerzo y el buen carácter que ha venido demostrado durante toda la temporada.
Sin embargo, los riberos habían estudiado muy bien al cuadro de Pamplona y, en cuanto la presión de los de Narvaiz no era efectiva, llevaban a cabo unas transiciones que generaban muchísimo peligro en el área visitante. No obstante, fue Jon, en un contraataque, el que fusiló al portero rival y colocó la igualada a dos en el electrónico.
El encuentro comenzaba de nuevo desde cero y Anaitasuna había logrado lo más difícil: meterse en él. Pero la alegría no duró mucho, porque, debido a una acción de baja intensidad defensiva de los visitantes, los tudelanos firmaron el 3-2, para marcharse a los vestuarios con ventaja.
EL RITMO DEL PARTIDO
Al conjunto de Anaitasuna le tocaba pensar, recapacitar y hacer bien las cosas para tratar de darle la vuelta al marcador. Los primeros cinco minutos no fueron fáciles, ya que los blanquiverdes se colocaron con cuatro faltas, lo que les impidió coger el ritmo de partido que ellos deseaban. Y en esa situación, el Ribera Navarra se sentía muy cómodo.
El partido cambió cuando, en un rechace a un tiro de Martu, Íñigo anotó el 3-3, un gol que consiguió que los de Narvaiz creyesen en sí mismos y en la posibilidad de obtener los tres puntos. Y así fue. Gracias a una presión fuerte y a un juego rápido, el electrónico se colocó en un 3-5, momento en el que los locales pusieron en liza el juego de cinco. Los de Pamplona cuajaron entonces una gran defensa, con la que se recuperaron sendos balones y se llegó al 3-7, con tantos de Íñigo, Andoni y Saldise. En ese momento, se volvió otra vez al juego de cuatro, pero Ulon cerraría el choque con el definitivo 3-8.
En opinión de Narvaiz, no se trató de un partido muy vistoso, pero sí lleno de tensión, debido a la situación que vivían los dos equipos. Una emoción que aumentó, al ser un derbi. «Queremos enviar todos nuestros ánimos al Ribera Navarra, para que logren su objetivo más que merecido. Nosotros, por nuestra parte, esperamos hacer historia en nuestra corta andadura, intentando sumar el sábado que viene para proclamarnos campeones de liga«, afirmó el técnico blanquiverde, que ya está preparando con sus jugadores el enfrentamiento ante el C.F.S. Albelda.
«Fue nuestro peor partidos de los últimos que hemos disputado, pero conseguimos sumar los tres puntos, que era el objetivo que nos habíamos marcado. No es fácil gestionar la presión, ya que sabemos que dependemos de nosotros mismos y, por tanto, hay miedo a fallar. Pero se está entrenando a un gran nivel y en la pista se ve que nunca se da un balón por perdido, que hay muchísimas ganas, una gran actitud y, sobre todo, una fantástica ilusión por acabar como campeones. A ver si el fin de semana que viene lo conseguimos y podemos celebrarlo como se merece», sentenció Narvaiz.
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