Las Mariburruntzi cierran su participación en el Mundial de Natación Artística Máster con un bronce y un cuarto puesto
Las componentes del dúo, Laura Garde y Lola Sarriguren, se subieron al podio del torneo, celebrado en la ciudad japonesa de Kagoshima
Las integrantes del grupo máster de Natación Artística de la S.C.D.R. Anaitasuna, conocidas como las Mariburruntzi, han finalizado su participación en el reciente Mundial de Natación Artística Máster, celebrado en la ciudad japonesa de Kagoshima, con un tercer y un cuarto puesto.
La medalla de bronce fue dentro de la categoría de 50 a 59 años para las dos nadadoras del dúo, Laura Garde y Lola Sarriguren, mientras que, en la competición de equipo (el conjunto está formado por las dos citadas deportistas y Anita Bonhomme, Ana Lana, Alicia Otaegui, Irene Aldabe, Garbiñe Rekarte y Raquel Elizalde, junto a su entrenadora, Isis Mínguez), se quedaron a un solo paso de subir también al podio en la categoría de 50 a 64 años.
Estos dos puestos han supuesto, además, una mejora en sus puntuaciones, que era el objetivo principal que se habían marcado estas nadadoras, en cuyo bagaje se acumulan ya varias participaciones en pruebas internacionales. En el 2022, por ejemplo, se colgaron dos medallas (de plata en equipo y de bronce en dúo) en el Campeonato de Europa celebrado en Roma. Llevan ya cinco torneos internacionales: el Mundial de Japón de este año, el Campeonato de Europa de Roma del 2022, el Mundial de Budapest del 2017, el Campeonato de Europa de Londres del 2016 y el Campeonato de Europa de Einhoven del 2013.
En este último mundial, las Mariburruntzi (con una edad media de 56 años) han tenido que hacer frente, incluso, a un tifón, que les dividió la competición y que a punto estuvo de impedir que Laura Garde y Lola Sarriguren lucharan por las medallas en la última prueba del dúo, al cambiar el día por otro en el que ambas iban a estar ya fuera de Japón. Sin embargo, finalmente pudieron retrasar su vuelo y saltar a la piscina, con la gran recompensa de ganar una presea.
Para su entrenadora, Isis Mínguez, esta circunstancia hizo que vivieran el mundial con un poco de incertidumbre, aunque intentaron no perder en ningún momento la concentración. Reconoce que, si no se hubiese podido nadar la última prueba del dúo, hubiesen sentido que no habían terminado de cerrar el campeonato. «Lo hemos vivido bien, compitiendo como sabemos, con nervios, pero los justos, porque ya vamos ganando experiencia», afirma.
Para el conjunto de Anaitasuna, siempre es una experiencia muy bonita participar en un mundial, tal y como relata Mínguez. «Te enfrentas a un escenario grandioso, con una organización enorme, aunque nosotras ya teníamos experiencia en un mundial. Para nuestro equipo, era la oportunidad de enfrentarnos a una piscina profunda y muy grande, con gradas repletas de público, y de encontrarnos con deportistas que hacen lo mismo que nosotras, con nuestras edades e, incluso, mayores«, explica.
La entrenadora confiesa que no acudieron con ningún objetivo claro de medallas. «Nuestro propósito es siempre ir a hacerlo lo mejor que podamos y tratar de incrementar nuestra puntuación anterior -expone-. Y eso lo hemos conseguido, así que, por ese lado, muy bien. Después, la medalla del dúo fue una alegría inmensa. Es fruto de todo lo que se ha trabajado«. Los resultados lo confirman, ya que las Mariburruntzi obtuvieron las mejores puntuaciones de su trayectoria deportiva, que comenzó hace 13 años.
Y en cuanto a la experiencia de haber visitado Japón, Mínguez alega que «viajar siempre hace que el equipo se una y se mantenga fuerte». «Siendo un viaje tan largo, al final se comparten muchos momentos y eso hace que nos unamos más. Además, el hecho de estar tan lejos de casa hace que te vengas más arriba», añade.
«UNA EMOCIÓN MUY POTENTE»
La alegría en las Mariburruntzi se desató, sobre todo, cuando Laura Garde y Lola Sarriguren terminaron las pruebas del dúo y comprobaron que se habían ganado un puesto en el podio, con una medalla de bronce que casi les arrebata el tifón. Ambas reconocen haber sentido «una emoción muy potente». «Es un símbolo de recompensa de todo el trabajo que hay detrás, de los días buenos y de los que no lo son tanto, pero en los que también hay que seguir adelante», revelan, antes de asegurar que la presea «va a formar parte del recuerdo de la aventura del equipo en el viaje a Japón y del vínculo y la fuerza que tenemos las integrantes del dúo».
Garde y Sarriguren sostienen que ninguna de las dos acudió al país nipón con expectativas de pisar el podio. «Nosotras vamos a lo nuestro, a luchar por sacar la mejor actuación posible. Somos muy conscientes de las limitaciones que tenemos como nadadoras de sincronizada, porque nuestro recorrido en este deporte es muy reciente y no disponemos de las habilidades de quienes lo han practicado desde niñas. Por eso, subir al podio es un regalo inesperado y precioso, que valoramos aún más. Nuestro objetivo en todas las competiciones siempre es superarnos a nosotras mismas en puntuación y, así, terminar satisfechas por haberlo hecho mejor cada vez», subrayan.
Por esa razón, su próximo reto supone seguir superándose: «Hay mucho trabajo que hacer a la hora de mejorar la técnica, desde lo más básico, para poder afrontar figuras y coreografías de mayor dificultad. Así que vamos a centrar los entrenamientos en ser todavía mejores. Además, tenemos que montar una nueva rutina libre, porque la que hemos presentado en el mundial ya la hicimos también en el Campeonato de Europa de Roma del año pasado, por lo que estamos ilusionadas por hacer algo nuevo, con una música que nos motive tanto como la que hemos tenido hasta ahora».
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