Xavier González y Josu Arzoz se proclaman campeones del mundo de balonmano con la selección juvenil
El primero de ellos fue designado como el mejor extremo derecho del torneo, un título que también logró en el Europeo del pasado año
Los jugadores de Helvetia Anaitasuna Xavier González y Josu Arzoz han añadido una nueva muesca a su imparable progresión en la selección juvenil española. Tras levantar el año pasado el título de campeones de Europa, este pasado fin de semana se proclamaron campeones del mundo.
Lo hicieron después de haber cerrado un torneo inigualable, en el que no cedieron ni un solo partido. En la final, vencieron a Dinamarca, a la que superaron por un resultado de 28-23. Esta medalla de oro es la tercera que ambos navarros se cuelgan en los últimos años, después de los primeros puestos obtenidos el año pasado en el Campeonato de Europa celebrado en Montenegro y en los Juegos del Mediterráneo disputados en Turquía.
Tanto Arzoz -uno de los capitanes de la selección juvenil- como González se han erigido como importantes piezas en el combinado de Javier Fernández Jabato. El primero ha destacado en las labores defensivos del equipo, mientras que el segundo se ha convertido en un punzante estilete desde el extremo derecho. Tanto que fue nombrado como el mejor extremo derecho del campeonato, el mismo título que logró en el Campeonato de Europa Juvenil del 2022.
Arzoz, pivote de 19 años que bascula entre el primer equipo de Helvetia Anaitasuna y su filial del Primera Nacional, reconoce que vivió el torneo con muchísima ilusión, desde la propia preparación del campeonato hasta la final. «Cada partido pensaba que podía ser el último, por lo que los vivía con la máxima intensidad posible y también los disfrutaba muchísimo, ya que sabía que eran oportunidades que pocas veces se pueden vivir», expresa.
A su juicio, el título mundial es «un sueño hecho realidad». «Poder decir que eres campeón del mundo en el deporte que practicas y al que dedicas tantas horas es algo que está al alcance de muy pocas personas. Todavía no soy muy consciente, pero es algo que valoro mucho, sin duda», confiesa.
Con semejante bagaje en el balonmano (ha sido campeón del mundo, campeón de Europa, se ha clasificado para tres fases de ascenso a División de Honor Plata, se clasificó a su vez como Top 8 de España cuando jugaba en infantiles con el Ardoi, ha sido segundo de España con la selección navarra en cadetes y, en los juveniles con Anaitasuna, ha ocupado los puestos cuarto y quinto de España), Arzoz mira hacia el futuro con optimismo.
«En unos años, me imagino que seguiré disfrutando del balonmano como lo hago hoy en día y viviendo de ello sin dejar atrás los estudios, ya que nunca se sabe lo que puede pasar», sentencia, al tiempo que añade que «formar parte de la selección nacional sería uno de los mayores sueños, aunque sé que es muy difícil de conseguir y que requiere de mucho esfuerzo y disciplina en tu vida diaria».
Por último, expone que se encuentra muy a gusto en Anaitasuna, «un club histórico y muy grande a nivel nacional, al cual estoy muy orgulloso de pertenecer». «También es un club que confía mucho en su cantera y ojalá que este año pueda contar con minutos en la Liga Plenitude Asobal», concluye.
MUCHAS HORAS DE SACRIFICIO
Por su parte, Xavier González, extremo de 18 años, concuerda con su compañero de selección y de club que el torneo ha sido «una experiencia increíble e inexplicable». «El hecho de jugar un mundial y que se haya dado de esta manera es un orgullo y una felicidad inmensa. Pero también es fruto de todo el trabajo que ha habido detrás durante todo el verano, un esfuerzo del que igual mucha gente no es consciente. Han sido muchas horas de dedicación y muchas cosas sacrificadas para poder llegar hasta ese punto. Pero no cabe ninguna duda de que merecen la pena», sostiene.
Sobre la excelente proyección que está experimentando en estos últimos años, confiesa que no se para a pensar en ella, sino que, simplemente, se dedica a hacer su trabajo diario y a dar lo máximo de sí mismo. «A veces salen las cosas bien y a veces salen mal. Soy muy joven y tengo muchísimo que aprender. Por ahora, me está yendo todo bien, pero tengo los pies en la tierra. Quiero seguir progresando y creciendo como jugador«, defiende.
Lo que ya ha conseguido es una medalla de oro en un mundial, algo que está al alcance de muy pocos y que, según pronostica, le costará mucho tiempo asimilar. «La frase de ‘soy campeón del mundo’ es muy fácil de decir, pero, si te paras a pensarla, es algo complicadísimo de lograr y tiene un mérito enorme», alega, al tiempo que declara que, para él, supone un verdadero orgullo: «El balonmano es un deporte que practico desde los cinco años y nunca pensé, desde el primer día que cogí un balón, que llegaría el día en el que ganara un mundial».
Y en este momento, quiere acordarse también de todos los que lo han apoyado. «Agradezco a todo el mundo que me ha ayudado cuando las cosas no marchaban tan bien, así como a todas las personas que me han formado, en especial, a mi familia y a mis amigos y entrenadores«, subraya.
De cara al futuro, revela que su sueño es poder llegar a vivir del balonmano, lo que implicaría salir al extranjero y jugar en grandes ligas. «Lógicamente, también sueño con debutar en la selección española absoluta y poder competir en la Champions. Pero sé que hay que trabajar mucho para ello y que no todos los que lo intentan lo logran. Por eso, prefiero no marcarme objetivos, sino ir viendo el presente y que venga lo que tenga que venir«, relata.
En ese presente, se van acumulando los títulos y los reconocimientos, como el de haber sido nombrado mejor extremo derecho del mundial y mejor extremo derecho en el Campeonato de Europa celebrado en el 2022. «Es algo que todavía no me creo -puntualiza-. El año pasado, llevaba una temporada muy buena a nivel individual y llegaba con muchísima confianza, por lo que recoger ese premio me llenó de alegría. Sin embargo, este año no había llevado a cabo mi mejor temporada y, además, no llegué al mundial en las mismas condiciones que al europeo. Pero la confianza del cuerpo técnico y de los compañeros me ayudó a dar lo mejor de mí. No me esperaba recibir ese galardón y reconozco que fue algo muy emotivo y que significó mucho para mí. Nunca hubiera sido posible sin mis compañeros y sin el cuerpo técnico, que hacen un trabajo excepcional«.
Precisamente, sobre la generación de oro del balonmano juvenil en España, resalta que son jugadores muy buenos a nivel individual, aunque en muchas ocasiones eso no es suficiente. «Hemos sabido congeniarnos y compenetrarnos, y aprender a jugar en equipo. Todos juntos somos una segunda familia y eso se ve en la pista, donde demostramos la complicidad que tenemos los unos con los otros y la confianza que depositamos en el compañero de al lado. Para mí, eso, junto con el trabajo y el esfuerzo, es la razón que hace que estemos en esta dinámica tan buena y que hayamos hecho historia para la Real Federación Española de Balonmano. Hemos demostrado que si alguien quiere ganarnos, tiene que dejarse absolutamente todo en la pista», afirma.
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