El equipo infantil femenino de balonmano se proclama campeón de España por segundo año consecutivo
Su entrenador, Iosu Vergara, confiesa que, en Anaitasuna, antes se veía lejos alcanzar medallas, pero se está demostrando que, con trabajo y esfuerzo, los éxitos llegan
Si coronarse como el mejor equipo de balonmano femenino infantil de España es ya un hecho extraordinario, hacerlo dos años seguidos constituye una proeza solo al alcance de un club que lleva años trabajando duro por potenciar el deporte femenino. Anaitasuna consiguió, con la victoria del pasado domingo en la Catedral, un logro que supone un broche de oro a una temporada esplendorosa en su base de balonmano.
El equipo infantil femenino disputó en el pabellón Anaitasuna la fase final de un Campeonato de España al que acudió con la ilusión máxima de volver a levantar un trofeo que ya había celebrado un año antes. Venció en la final al Grupo USA Handbol Mislata por un contundente marcador de 30-13, que vino a confirmar la superioridad que había demostrado el cuadro navarro en todo el torneo, en el que acabó invicto.
Forman parte de este equipo Leire Jaso Taberna, Irune Puncel Aizcorbe, Amaia Moreno Gómez, Milion Ceberio Fontales, Garazi Valenzuela Alvira, Elena Vives Barrera, Sofía Hernández Saiu, Lorea Mariñelarena Iriarte, Uxue Mercero Loitegui, Sara Jiménez Corona, Aroa Arrese Atares, Uxue Iriarte Valero, Nahia Jiménez Lecumberri, Uxue Ilzarbe Górriz, Patricia Arriaga Oscáriz, Eider Alonso Arbizu, Irune Urbeltz Otxoa e Izaro Galarza Goikoetxea. Tres de ellas jugaron el año pasado toda la temporada con las infantiles, mientras que una cuarta disputó con ellas el sector y la fase final en la que se proclamaron, por primera vez, campeonas de España. Lo mismo ha ocurrido este año, en el que Libe Uriguen Aranguren y Maider González Laguardia formaron parte del equipo en el sector y en la fase final.
Para el entrenador del conjunto infantil de Anaitasuna, Iosu Vergara (al que lo acompañan en el cuerpo técnico Joseba Galech y Ander Martín), ganar esta medalla de oro es un sueño. Sin embargo, también avisa que, para que ese sueño se cumpla y se gane un metal, muchos factores han de juntarse y todas las cosas tienen que salir bien durante cinco días. «Creo que, hasta el año pasado, veíamos lejos que un equipo de nuestra escuela estuviera peleando por las medallas en un campeonato de España. Pero el año pasado se consiguió, y eso ha logrado que otros equipos de la base vean que esos sueños se pueden alcanza», explica.
Asimismo, apunta que revalidar un título así significa que detrás del equipo hay mucho trabajo. «Generación tras generación, todos estamos remando en la misma dirección y hay muchísimas personas en la escuela que están posibilitando que se cosechen éxitos tan importantes como este», avala.
Vergara también ofrece su opinión sobre la superioridad que demostraron sus pupilas durante la fase final. «Creo que, sobre todo, se ha debido al ritmo y a la velocidad de juego. En ningún partido llegamos al descanso con una renta enorme y, de hecho, en algunos de ellos nos costó arrancar. Pero en las segundas partes, nuestros rivales acusaron más el desgaste físico, debido al rimo de juego, y eso nos permitió realizar más contraataques y romper los encuentros«, argumenta.
A su juicio, en estas citas deportivas es muy importante la experiencia previa de las jugadoras y si han tenido la posibilidad de disfrutar de alguna experiencia similar. «El año pasado, algunas chicas pudieron vivir en primera persona, siendo jugadoras de primer año en la categoría, lo que significaba jugar un sector y una fase final. Y lograron la medalla de oro. Jugar estos partidos les deja mucho poso para futuras ocasiones, y creo que eso también ha tenido que ver con el resultado de este año», precisa.
Si mira el camino que ha recorrido la escuela de balonmano de Anaitasuna en los últimos años, describe que antes solo se contaba con equipos masculinos y, después de algunos años trabajando con equipos femeninos, las primeras generaciones van llegando a las categorías sénior. «Creo que los jugadores y jugadoras de la base deben contar con referentes, tanto en femenino como en masculino, en los equipos de arriba y que esos equipos tienen que apostar por ello«, defiende.
Y sobre la fase final vivida en Pamplona, donde recibieron el apoyo y el calor de la afición blanquiverde, sostiene que fue una situación muy especial: «La Catedral tuvo un ambiente espectacular. Los días previos, las chicas estaban nerviosas por jugar delante de tanta gente, pero han terminado disfrutando un montón y haciendo piña con la afición. Poder jugar una fase final ya me parece un premio, pero disputarla en casa es una oportunidad única. Y celebrar el triunfo en casa no lo imaginaba ni en mis mejores sueños».
Comments are closed.